Si nos decidimos por un plan de pensiones a la hora de ahorrar de cara a nuestra jubilación o ya lo tenemos contratado, estas son las características que deberíamos revisar para comprobar si es el plan que realmente necesitamos:
1. Comisiones
Existen dos tipos de comisiones:
- Depósito: es la que nos cobra la entidad depositaria por el mantenimiento y custodia de valores. Máximo de 0,5% sobre el patrimonio.
- Gestión: es la que nos cobra la entidad gestora por, precisamente, "gestionar" nuestro dinero. Máximo de un 2% sobre el patrimonio.
Al igual que sucede con los fondos de inversión existen planes de pensiones con comisiones bajas pero que en realidad son caros porque la gestión que hacen del dinero de los partícipes es mínima o nula. Existen planes con comisiones máximas y con unos resultados pésimos. Por lo que una comisión alta o baja no es sinónimo de garantía de resultados o de buena gestión.
2. Elegir un plan en función de nuestra edad y nuestro perfil de riesgo
Que una persona de 40 años ahorre en un plan de pensiones que invierte en letras del tesoro es igual o, incluso más, arriesgado que una persona de 60 años tenga su plan de pensiones en renta variable emergente. En función de nuestro horizonte temporal de la jubilación (65 años) podemos arriesgar más o menos.
Ahorrar en letras del tesoro nos garantiza que cuando nos jubilemos vamos a tener menos dinero del que hemos aportado (debido a la inflación) y el ahorrar en activos arriesgados cuando queda poco tiempo para jubilarnos puede llevar a que nuestro dinero ahorrado disminuya drásticamente y no tengamos tiempo material para recuperarlo.
A modo de ejemplo: 300.000 € ahora equivaldrían dentro de 25 años, si aplicamos una inflación media de 3% anual, a 143.000 €. Nuestro dinero vale un poco menos cada año que pasa.
Por otro lado, hay que tener en cuenta el perfil de riesgo (o el estómago) de cada inversor. Por poner un ejemplo, aunque me queden 30 años para mi jubilación, si no soporto que mi patrimonio destinado a ese fin oscile mucho, no debería invertir en renta variable de mercados emergentes.
3. Flexibilidad
No vale la típica frase que nos dicen siempre en la oficina: "es que como las bolsas han bajado, el plan ha bajado. Pero no te preocupes que ya subirá, si esto es para el largo plazo". Está claro que un plan de pensiones también puede perder, pero lo que tenemos que exigir es que haya una gestión y que en momentos malos de mercado, reaccione y se proteja o cambie la estrategia. Por este motivo, soy partidario de planes de pensiones flexibles (que tengan la opción de variar la cantidad que invierten en renta fija/renta variable) o si el plan de pensiones no responde a nuestras expectativas, traspasarlo.
4. Rentabilidad
La rentabilidad a largo plazo del plan es una garantía de rentabilidades consistentes en el tiempo. Por supuesto que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, pero un plan que supera año tras año a sus rivales de la misma categoría es sinónimo de buena gestión.
Si no has mirado todas estás características en tu plan o en su momento lo contrataste porque te lo recomendaron en el banco, por temas fiscales o porque te regalaron unas cacerolas ¿a qué esperas para revisarlo?
¿Sabes que los planes de pensiones son traspasables? Los puedes mover a otros planes de la misma entidad o de otra sin ningún coste. ¿Quieres una comparativa?
Si todavía no has contratado un plan de pensiones, no lo hagas. Hay otras alternativas más rentables para crear un patrimonio para tu jubilación.
Si quieres una pensión garantizada, está en tus manos. No esperes mucho de la seguridad social.
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